Tomado de Faraday, Michael (1860) |
CUARTA
CONFERENCIA DE FARADAY
AFINIDAD
QUÍMICA Y CALOR[1]
Comentario preparado por Martha Helena Barrera Brijalba[2]
Lograr
explicar de qué manera ocurre la transformación de las sustancias y determinar
qué es lo que da cuenta de ella desde nuestros sentidos, es algo que ha ocupado
al hombre de ciencia en diferentes momentos históricos. Por medio de distintas experiencias
con sustancias químicas y trabajos con electricidad, y desde una visión del
funcionamiento del mundo como la interrelación de procesos físicos y químicos,
Michael Faraday, expone y sustenta que la transformación de las sustancias se
puede explicar desde lo que él ha llamado afinidad química,
definida como una fuerza que vence a la fuerza que mantiene unidas las
partículas de una sustancia determinada y que al interactuar con otra sustancia
se pone de manifiesto; es decir, esta afinidad química solo se da cuando dos o
más sustancias entren en contacto.
Para
Faraday esta afinidad química responde a la forma como una sustancia cambia al
interactuar con otra; de la misma manera, afirma que se deben dar unas
condiciones para que tal afinidad química se ponga de manifiesto y por ende
haya transformación de las sustancias, entre ellas menciona: la atracción
recíproca entre sustancias, entendida como un carácter en común a las
dos sustancias que es lo que les permite su transformación mutua; y la concentración
de las sustancias, indicando que para que haya cambio las sustancias (en el
caso de las sales), éstas deben estar saturadas. Así mismo, atribuye a la
afinidad química la capacidad de actuar de inmediato o retrasar el proceso de
transformación a partir de experiencias con sustancias en diferentes estados
físicos; tal es el caso expuesto por él
[…]
he aquí algunas partículas de oxígeno y también un bloque formado de partículas
de carbón. Colocaré estas partículas en el oxígeno: pueden actuar, pero no lo
hacen: se comportan lo mismo que esta vela apagada: allí permanece tranquila
encima de la mesa esperando que queramos encenderla. Pero tal no es el caso en
esta otra oportunidad: he aquí una substancia gaseosa como el oxígeno, y si
introduzco en ella estas partículas de metal, éstas y aquél se combinan de
inmediato. El cobre y el cloro se unen debido a su poder de afinidad química y
producen un cuerpo enteramente distinto de cualquiera de sus componentes. En el
otro caso, no es que la afinidad entre el carbón y el oxígeno sea deficiente,
pero en cuanto los coloque en condición de ejercerla notarán la diferencia. (Faraday
Michael, 1860)
Faraday
también aborda el problema de la combustión y la expone como una forma de
manifestación de la afinidad química que posee el oxígeno presente en la
atmósfera; además, afirma que dicha afinidad es cuantificable y que – en sus
palabras – no puede faltar ni excederse, de lo contrario no se da la
combustión. Al oxígeno atmosférico también la atribuye la capacidad, desde su
afinidad química, de transformar metales como el plomo y el hierro, haciendo
que estos queden recubiertos de un barniz (óxidos de estos metales) que
le dificulta tener otro tipo de transformaciones con otras sustancias.
Finalmente,
Faraday habla del calor y la luz como efectos poderosos de la afinidad química
de las sustancias, que cesan tan pronto ésta se acaba, atendiendo a que él
cuantifica tal afinidad y se formula interrogantes muy interesantes a los que
él mismo da respuestas:
¿Qué
es entonces esta curiosa propiedad que llamamos calor? Es la evolución de otra
facultad de la materia: un poder nuevo para nosotros, que debemos considerar
como si fuera traído ahora ante nuestra atención por primera vez. ¿Qué es el
calor? Lo reconocemos por su poder de licuar los cuerpos sólidos y de
transformar en vapor los cuerpos líquidos por su poder de licuar los cuerpos
sólidos y de transformar en vapor los cuerpos líquidos; por su poder de activar
y, a menudo, de vencer la afinidad química. (Faraday Michael, 1860)
En
este sentido Faraday se contradice cuando en un principio afirma que el calor
depende directamente de la cantidad de afinidad química de una sustancia y
posteriormente dice que su poder es tal, que incluso puede vencerla, dejando
una inconsistencia en la teoría que propone.